Los barriletes gigantes son una manifestación cultural profundamente arraigada como homenaje a los difuntos, que mantiene vivas las tradiciones ancestrales y que se celebra el Día de Todos los Santos, principalmente en Sumpango y San Pedro Sacatepéquez. Muchos barriletes son elaborados en memoria de los seres queridos que han fallecido.
Son muy simbólicos puesto que recogen elementos de la cosmovisión maya y la espiritualidad de los pueblos mayas. Su combinación de colores, formas e imágenes los hace únicos y singulares. Cada barrilete puede medir unos pocos metros hasta más de 20 metros de diámetro.
Los barriletes utilizan el arte como una forma de expresión y reivindicación social. Su elaboración conlleva un largo proceso, desde su planificación hasta su completación. Se requiere del dominio de diversas técnicas para su elaboración y meses de trabajo en equipo; así como de coordinación, fuerza y de conocimiento de las condiciones del viento para darle vuelo. Sus diseños son producto de la creatividad artística y forman parte de un esfuerzo comunitario intergeneracional, de hombres y mujeres de todas las edades, que fomenta el sentido de identidad y pertinencia. Se exhiben y elevan al cielo, recordando la conexión entre los vivos y los muertos.